Una hoja se destroza en las manos de un hombre y de una mujer
Olvidarme de mí
Olvidarme de mí y tomarte la mano
Yo siempre quise tomarte la mano y tú
me escribiste un poema de amor.
ευσεβηια
verdad en el pan
que amasabas josé,
siempre los domingos
una mesa grande
dibujando en papel
un horno de tierra
verdad en el pan
que amasaste nunca,
en la casa, nunca
de primos y abuelos
quedan esperando
harina y uslero, ven
el pan de tu piedad.
Larga vida al sol
¿crees que mañana volvamos a reír,
cantando una canción de molinari?,
o vestida de mañana griega,
¿nos verá carla subiendo la calle,
agitando su mano,
oh fresca capitana de provincia?,
y pampín, torpe y borracho de él,
¿querrá llevarnos otra noche a casa,
para cantar de madrugada al sol,
larga vida, larga vida al sol?,
¿o del norte regresarán hermosos
muchachos de sombreros
que quitamos para mirarnos
si el día encendiera las calles?,
¿dónde andarán, dirá el cantinero, si entonces me volvieras a besar?, ¿o vas a contarme historias de noche, ¿o simplemente tomas mi brazo, volvemos a cantar a molinari? ¿y carla renaciendo siempre Celebración Vendrán de todo el mundo pequeña y los bosques que enredaron tus vestidos, Invitación ven a escribir en mi espalda vista del puente de ronda. málaga. andalucía la bella no había claridad rosados pétalos arrojados
tráiganle licores de café,
y a ver si entonces gano una partida
de ajedrez en este invierno?,
¿te importará el silencio de mañana
o poemas que escondes de quijotes
o preguntas por qué nadie canta Al sol,
larga vida, ya nadie canta Al sol?,
y ahora que vienen muchachos,
tropieza pampín y regresa
a la cantina en que no ven el sol,
con el pan nos encuentra cantando
en la última línea, envuelta en tu barba,
larga vida al sol, larga vida?
muñeca por ti, al escaparate de una tienda de new york,
serán tan sólo una humareda que no alcanza no alcanza a revivir
los fuegos que encendimos cuando hubo
comunión no bastaba con danzar en las hogueras,
no bastaba con hacerte elemental, pequeña vendrá
por ti el extranjero, y qué tendrás para decirle tu boquita cosida
las manos cosidas que te armaron, que te vieron nacer
con sus gestos cocidos, con sus pechos cosidos y cansados
ya no eran entonces las palabras no tenían no desbordan
no escribimos decían los poetas como antes cuando
niños que reían en la orilla del mar.
intentamos
imitarlos.
la última línea
de tu estúpido poema
y los almendros estaban en flor,
en medio de enero
tibios evocaban
una cinta americana
de amor
y sin embargo
los almendros estaban en flor
el puente de piedra se erguía
bien arriba del río
viejo rumor el aroma de ajos y olivos
a la hora de la siesta
antonio me quiso en el Tajo
y yo
lo traté con ternura
lejos de mí,
un hombre cantaba al laúd:
en ti,
todo estuvo dispuesto
para amar