SÍLABAS. ECCE HOMO

Poemario de Damaris Calderón.

 

 

EL QUELTEHUE

para Elvira Hernández

El pájaro que entró no saldrá
ni por el hueco de la sien. 
Perdió las alas. 
No saldrá.

No metamorfosis. 
No Ovidio.

El pensamiento de lo que América sería
si los clásicos tuvieran una vasta circulación 
no turba mi sueño.

El queltehue 
cuyos huevos empollan en la cabeza del hombre. 
La cabeza se inclina con frondosidad.

Toda la podredumbre alcanza su cocción. 
El frailecillo susurró: 
"No os dejéis tentar por la letra".

Un insecto devorando un clásico 
no turba mi sueño, oh no,
ni el pensamiento de lo que América sería.

MI CABEZA ESTÁ EN OTRA PARTE

Literalmente:
fuera del camino. 
Como el herido
convaleciente que 
no puede ser 
llevado en hombros.

Monsiur Guillotind
inventó una máquina para separar 
la cabeza del cuerpo.

(La cabeza cortada
contempla las cosas tai como son;
e lPresente puro, sin ningún significado,
sin arriba ni abajo,
sin simetrías, sin figuras.
Sin desesperación.)

Rápida y eficaz.
Como el racionalismo.

ELOGIO DE LA LOCURA (I)

El sueño de la razón engendra monstruos, 
el insomnio de la locura titanes.

La cabeza se casca
como un huevo en tu mano derecha. 
No hay nadie que pregunte 
Oye, tú, cómo te llamas, 
idiota.
Y el saber pesa menos que un abrigo 
cuando se abren las puertas 
del carcelero de sí mismo.

ELOGIO DE LA LOCURA (II)

a Hölderlin

Riberas del Neckar
que son Alemania 
que son Grecia
que son un pasaje 
que conduce 
adónde.

Yo pronuncio:
Riberas del Neckar.

Excesivamente pacífico
toda la noche en la habitación de arriba 
escribiendo palabras como estaciones 
y golpeando una nota 
como el carpintero que lo hospedaba 
lo golpeaba a él.

Una nota
una sola nota 
por la que ahora fluyen 
el Neckar y otras tantas cosas.

ELOGIO DE LA LOCURA (III)

a Vincent

El estupor de los girasoles 
y el pan de un trigo 
que no puede
llevarse a la boca 
hacen que 
el buen samaritano
(yo)
me domestique a mí mismo
como a un caballo proletario. 
He reinventado el ocre, 
el siena,
el amarillo
de estas colinas 
y sus hombres.
Con una sola oreja 
(como un indio)
inclinado en tierra 
he escuchado.

No alcanzarán a atraparme 
por el boquete de luz.

HAI-KU

La delicadeza

del hai-ku 
es 
la delicadeza 
de las huellas
de las patas
de las garzas.
Cuando se tratan 
de atrapar 
las palabras
del hai-ku 
como las garzas
ya han alzado vuelo.

CÉSPED INGLÉS

Los segadores
tienen una rara vocación por la simetría 
y recortan las palabras sicomoro, 
serbal, abeto, roble.
Guardan las proporciones
como guardan sus partes pudendas. 
Y ejercen sin condescendencia 
el orden universal 
porque el hombre 
-como el pasto-
también debe ser cortado.

***

No la totalidad.
No el fragmento.

Como Dios
estoy ausente
en todas partes.

***

Si la desesperación es al hombre
lo que al mono su cola,
¿esta enfermedad no es mortal?

MEZCAL

Al fondo
de una botella
de mezcal
-como al final-
nos espera
el gusano.
Mastico
en tierra seca
ese blancor
de setos vivos
para saber
a qué sabe
lo que me comerá.

EMILY DICKINSON

Lo que no alcanzan 
las avaras sílabas
la borracha de sol
cuenta a sus puertas.

El gusano roído por el fruto.

Lo que no alcanzan 
las avaras sílabas,
el pájaro de Amherst
el tordo de Nueva Inglaterra.

La mano
pródiga
-como una herida-
se abre.

CALVERT CASEY

Cuando vio La Habana en Roma
la miseria de La Habana en Roma
no pudo seguir lactando
de las tetas de la madre de Remo.
Luego reconoció a Roma en La Habana
del paleolítico inferior.

San Petersburgo
París
La Habana
Roma,
las alucinaciones son reales.

Se suicidó en tierra de nadie.

SÍLABAS. ECCE HOMO

Hablar del pájaro parlante
parlanchín posado en una rama
cantando (como diría Juan Luis Martínez)
en pajarístico.
Y el hombre es una lápida
un cuarto oscuro, una silla vacía
y una lámpara.
El que se aproxima a la lámpara 
puede encontrar una salida
(o la ilusión de una salida).
¿Hay salida posible hacia afuera
o toda salida es hacia dentro,
hacia el reino de la raíz?
Hundirse como Virginia Wolf
con los bolsillos llenos de piedras en el río.
He ahí la verdadera ganancia.
Lo que no alcanzan los nadadores de superficie.
El optimismo es una bandera a media asta
pero ostentada con júbilo.
Un consuelo o un autoconsuelo: 
"Yo me levanté de mi cadáver y fui en busca de quien soy".

Como el cirujano corta, 
las sílabas se parten. 
Carne de la escisión, 
escisión de la carne.

Un pájaro vino con la cabeza vendada
una esquirla de la tercera guerra mundial
Apollinaire cantando en una jaula
los tetradragmas de oro de Ezra Pound.

Como la liebre en el soto,
la palabra en el lenguaje.
La angustia salta el perímetro
y echa a correr por las azoteas.

EL ESPECTADOR SIN ESPECTÁCULO

El espectador sin espectáculo es una idea absurda.
Nietzsche

Dos muchachas, dos caballos corriendo, torsos adelante, belfos que rompen ramas, ancas que crujen CORRER CORRER CORRER a la estación vecina, CORRER CORRER CORRER COMO si las azuzaran perros que no las azuzan.

-Un cántaro de leche- dijo Pep-. Mi infancia es como un cántaro de leche. Humeaba. Se quebró. M madre mecía una cuna y entonaba una canción con el pie.

Con el pie le daban a Emiliano, le reventaban el hocico, lo ataban por detrás "para que cantara".
Y cantábamos bajito haciéndonos cosquillas bajo las sábanas para que no nos oyeran los demás, hasta que llegaba mi padre y se pasaba una mano por los ojos.

Por los ojos no, por la visera.

Mi padre tenía una visera que impedía mirarle a los ojos. Como el caballo que amarraba todas las noches junto a la cama para que no pudiera CORRER CORRER CORRER como nosotras, dos muchachas (todavía no, dos niñas) con las rodillas peladas girando en redondo al fondo de la pieza.

Amárrenla -dijo el de la visera.- Clausuren las ventanas.
Como si fuera posible hacer algo más que ir dejando las cosas detrás y CORRER CORRER CORRER CORRER CORRER CORRER CORRER CORRER
-Eso puedo olvidarlo- dijo Pep. Lo que no sé es si puedo sobrevivir.

PIE: Extremidad de cualquiera de los miembros inferiores del hombre que sirve para sostenerse o andar. Parte análoga y con igual destino en muchos animales.

-Ésta es tu cabeza.
Y éstas tus dos manos.
Y éste tu tronco
dijo como afirmándome. 
Y éstos tus dos pies.
Y ya no pude tenerme en pie.

Cuando me olvido que soy dos 
lloro por mí toda la noche.

Pep era demasiado grande 
antes de que la sujetaran
a los barrotes de la cama.

 

DE LA DIGNIDAD DE LOS OFICIOS

El jardinero corta flores 
el verdugo cabezas.
El cerrajero hace llaves maestras 
el ladrón prueba su ganzúa. 
La madre carga a su hijo
los sepultureros cargan muertos.
Los marineros atraviesan mares 
las balas atraviesan corazones.
El dentista hace abrir la boca 
la prostituta abre las piernas.
Los herreros aherrojan las bestias
para que no se vayan
por el camino equivocado.

Y dijo Pep:
-Cuando algo te duela, no lo apartes,
húndelo en ti, cantando,
como se hunde la moneda en el fondo del río.

-A las deidades del cielo se les inmolan animales
con la cabeza mirando a lo alto, 
a las del infierno,
con la cabeza mirando hacia abajo.

Eso dijo.
Y le hizo (me hizo)
doblar la cabeza.

Emiliano, el tercero de nosotros,
cuando éramos tres (si llegábamos a ser tres)
tocaba la flauta como una navaja.
Por eso dicen que se hizo asesino.

Cuando a Pep le levantan el vestido 
yo puedo oír los ruidos
y las fricciones más amargas 
que sobadas de abuela.
Y cuando el vestido se queda solo 
yo sé que sufre de cosas
que ni siquiera el viento se atreve a repetir.

Con zumo de naranja
con ramas de albahaca
con miel y cascarilla
con el sagrado corazón de Jesús
se limpian los males
de esta casa
........CERRADA
........SIN ESPÍRITU

Rayan el cielo
lo podan
lo recortan.
Pero entre los barrotes
el cielo crece como pasto.
Se expande sin pudor
mancha las sábanas
........Azul Azul
para pavor de las enfermeras.

-Igualita a su padre- me dicen-
Con los mismos hermosos
dientes de caballo.

Y al río nadie
(ni mi padre)
lo puede sujetar.
Y trae botellas, corchos,
juramentos de amantes,
cartas, ahogados,
y otros desperdicios
que esperamos con júbilo.

En esta tierra
tubérculos y hombres nos sembramos
en espera de la resurrección el milagro.
Así morirnos.
Así nos levantamos cada mañana.

La cabeza inclinada.
El torso adelante.
Y las piernas que marchan 
en dirección contraria.

HÚSAR:
algo que ni Pep ni yo llegaremos a ser.
Y cuando seamos tres 
(si llegamos a serlo)
Emiliano andará por las azoteas.

Y encontramos la cabeza de la vaca muerta
la astuta vaca sabina que nos hizo creer 
que aquí podía levantarse un imperio.

¿Lo viste?
No.
Noneo.
Ninguno.
Nacido.
Nonato.
Vaciado.
Cayendo.
Golpeando
ras
con
ras.

¿Quién frota estos cristales y no es el invierno?
¿Quién se aleja con pequeñas pisadas?
Natividad, Natividad, 
¿qué nombre dije?

Pulsión
de la
hoja que cae 
febrilmente 
amarilla 

todavía
no
alcanza
el
temblor
de
una
mano.

Las palomas picotean el tendido eléctrico
cables de alta tensión
huesos que duelen 
......juntura
..........con
........ .............juntura.
Y las cotorras pasan hablando en lengua
Y el Ecuador cayó
los polos giraron.
Ahora mismo está nevando en la calle San Lázaro
y mi madre se sobrecoge.
Y yo busco una lámpara.
Ninguna
como esos ojos de mi madre.

Los ojos de mi madre
no vieron el horror de las guerras mundiales,
otras pequeñas, íntimas,
la amarraron al horcón de la casa. 
¿Con qué partes del cuerpo
sedujiste a mi padre,
que habrá temblado como yo?
Te amordazamos con las sábanas
te envenenamos con el agua
que nos traías del pozo,
Raquel.

Me alejé de mi casa.
PERDÓNAME.
Me alejé del corazón del hombre.
PERDÓNAME.
Olvidé la respiración de mi hermana.
PERDÓNAME.
La parra de mi abuelo, el sillón de mimbre.
PERDÓNAME.
........Ya no soy digno.

A los mares les faltan afluentes,
a mis manos les sobran ríos.

Y vi que era hermosa vida aquella 
la que se sostiene sobre dos patas.

Como los flamencos.
Pep apenas se apoya en un pie
y danza inmóvil
Como los flamencos.

A Pep la despojaron
hasta de los pronombres posesivos.

Fui
.....lo
.....perdiendo 
............todo
............poco
............a
...................poco.

Las cosas pierden su peso.
Las puertas pierden los goznes.
Las ventanas ya no se apoyan en lo marcos.
Los rostros no se apoyan en las ventanas.

El campanero toca las campanas 
y el pie que apunta a la eternidad 
cuelga como un badajo.
El campanero, como el mulo, 
su misión no siente.

Cuando sacaban los muertos en carreta 
era como una fiesta de domingo:
repicar de campanas, rechinar de las ruedas.
Y la cara jovial del cochero,
que avanza, pese a todo.

Por mí se va a la ciudad doliente.
Por mí se va al eterno tormento.
Por mí se va
tras la maldita gente.

Escucho a los insectos 
y a los hombres 
con la misma
perfecta
indiferencia.

Cuando yo me hundo en tierra, 
Pep brota.
No somos avestruces
aunque pasamos todo el día con la cabeza metida en la arena.
Hacer agujeros es nuestra forma de avanzar.
Avanza, avanza el pie.

Para que yo escriba 
Pep enloquece en círculos.
La verdad no es redonda.

La poesía no comunica.
Las palabras
no comunican.
El lenguaje
es una tercera persona.
Extinguirse.
Hacer las maletas
-rápido-
antes de que la noche
te sobreviva.

Envenenarse con los mares del Sur.
Y ser un extranjero
que no busca otra cosa
sino un lugar donde poner los pies.
Pero cuando se ponen los pies desaparecen los caminos.
El tiempo escribe en ti sus pequeños apuntes.

Cuando la explanada se cierra
vacía
sin excremento de caballo
sin yerba para enmudecer
ni relincho humano
nadie podrá indicarte el camino de regreso a casa.

-¿Decías?
Yo me saqué a mi país de una costilla
y desde entonces ando con las manos vacías.

Con la próxima helada.
Cuando los pájaros emigren.
Tal vez el año próximo.
Una ventana.
Recostar la cabeza en ella
como si ese verdor fuera posible.

de: Sílabas. Ecce Homo (Santiago, Editorial Universitaria, 2000)